Goiko-Lastola (Hernani): Abril 1, 2011

Asistentes: Rubén, Eneko, Pepe, Aitor, Johnny, Edu, y Nesss

Previo

Edu y Nesss calientan motores desde el mediodía a base de txakolises por el Buen Pas y Amara Zaharra, pero a la tarde deciden sestear un rato para dar descanso a los hígados. Quedada en el Aralar a las 19:30, donde se juntan con Aitor y Rubén, que ya estaban alli sentaditos, y Johnny, que viene más tarde. Más tragos en el Irizar (sin bomboneras) y en el Guria. Como el bus que va a la sidrería no aparece, a Ness le llueven las críticas debido a este imprevisto; finalmente se llama a Eneko y Pepe para que entre su coche y un taxi pudieramos llegar a la sidrería. Sin embargo Edu insiste en que preguntemos en el Guria donde el camarero nos dice que no hay bus en viernes (más críticas a Nesss), pero una clienta que oye la conversación nos confirma que si que hay. Al poco llegó el puto bus (que ya nos es tan enano como hace dos años) por lo que el sector crítico tuvo que llamar a los del coche anulando la petición de socorro y quedando directamente en la sidrería. Para nuestra sorpresa el bus va lleno de mujeres, pero comprobamos también con sorpresa que solo nosotros y algún otro nos bajamos en Goiko-Lastola porque la mayoría sigue hasta Larre-Gain (la última sidrería que se nos resiste en Hernani todavía, debido a la lejanía), destino final del bus, cosa que tampoco sabíamos. Cuanto estamos aprendiendo hoy!! A Edu le confirman que los últimos buses de vuelta salen de Larre-Gain a las 23:30 y a las 00:00, a 15 minutos de Goiko-Lastola.

Sidrería

Sidrería coqueta, con pocas kupelas y casi todas abiertas (había una de madera y una metálica que no lo estaban). Destaca que incluso la vacía tenía el grifo puesto. Un cartel indicaba que la sidra era con manzana vasca, como debe ser. Poca gente pero da la sensación de que los pocos que hay son castizos. Tras una cierta espera bebiendo y algunos fumando fuera, ya que los del coche no acaban de llegar, la hambruna aprieta y pedimos a la agradable camarera (en varios sentidos) que saque los choricillos y que los dos que faltan ya los comerán fríos... y es que se los guardamos. Rubén insiste en que no pensaba llevar el ritmo de bebida de los demás, que cayeron como buitres sobre las kupelas. Nesss se hace asiduo en acercarse a la puerta batiente para informar a la camarera acerca de si estaban todos, o faltaba pan, o se quería una txuleta más, o los postres, o la factura, o... qué pájaro!!

En el apartado gastronómico, chorizo a la sidra (un trozo/persona), 2 tortillas de bakalao (ligeramente saladas y una quiza demasiado hecha), bakalao con pimientos, y 2+1 txuletones ko-jo-nu-dosss (sobre todo el último), de buen tamaño, bien hechos y con poco hueso, por lo que los problemas para tocar la armónica de la gente aficionada vinieron del hecho de que había muchos con ese ansia y poco hueso que rascar. Edu, aún sin roer priones, acabó maravillado con las txuletas. De postre, tejas, cigarros (uno de ellos arrancado por Edu a bocados de la boca de Johnny), una buena ración de queso, membrillo y dos supercestorros de nueces y avellanas!! que aunque comimos como campeones no conseguimos ni mediar. Precio factura: 214,85€, unos 30€ por persona. Es de agradecer que la carne la cobren a peso (3,2 kilos en nuestro caso) y no a precio fijo por chuleta independientemente de como sea, como hacen en otros sitios.

Numerosos viajes a las kupelas, y varias fotos a la superviviente camiseta de la Sagardo Bira elegantemente portada por Nesss. Llegado el inevitable momento de los cánticos, dirigidos por el maestro de ceremonias peliblanco de la mesa de al lado, fue secundado por el maestro tonadillero de siempre, con los desentonados resultados habituales... Durante los postres, Edu (recordando el sorprendente bocadillo de nueces de Julián en el pasado) abre con el cuchillo una barra entera de pan con intención de hacer un superbocata de nueves y avellanas, ante la sorpresa de la camarera, aunque todo queda en un simple homenaje a los excesos del pasado. Por cierto, que el pan acaba en la chaqueta de Edu con intención de usarlo para recenar, cosa que luego olvidaría.

En la vuelta, todos cupieron en la fragoneta de Pepe, aunque no sin dificultad: algunos no podían inflar los pulmones, otros no sabían donde poner los brazos, Nesss tenía hipo... Total, gran descojono y algarabía en el viaje de vuelta. La furgoneta se aparca en el barrio de Johnny, y allá subimos todos a Hernani Downtown. Destacan la parada en el Aker, la del Garin (donde comenzó a desaparecer alguno de los nuestros) con futbolines varios donde la pareja Aitor-Edu arrasa a todos los demás. La partida final con las jóvenes pechugonas desvió la atención de las porterías de los contricantes. Finalmente múltiples rondas en El Caserío, donde Edu alimenta a las camareras con nueces ya peladitas ("Ya ves que fáciles somos", le dijeron), mientras el mostrenko que rondaba a la camarera joven abre una con la frente en la barra. Curiosa técnica para impresionarla. Ante la insistencia de que pusieran la canción de "Pásame el kalimotxo", suenan los acordes iniciales, pero duran lo que la risa de un loco. Eso sí, la camarera (con la que Edu se hace unas fotos dentro de la barra) nos invita a patatas fritas y a las dos últimas rondas. Los últimos se retiran sobre las 5:30.

Epílogo

Al mediodía siguiente quedan Edu y Nesss con Johnny y compañía. En el camino se topan con el peliblanco y su compañera, ambos con la misma ropa que la víspera, qué castizos! Johnny no quiso acercarse a seguir con las coplas desentonadas. Johnny se queja a Edu de haber recibido un bocado en la boca cuando éste le comio ayer el cigarro (el de postre), pero el hecho es desmentido numerosas veces y achacado a los efectos de la sidra. Ante la sorpresa de Edu y Nesss, Johnny insiste también que habíamos quedado mal en El Caserío aunque luego se descubrió que había sido él quien había tenido un ataque de sinceridad con la camarera acerca de la calidad de la música que ponía.

Hacia las 19:30, Edu y Nesss salen a dar un paseo en busca del Sagardo Gunea en Hernani. Bordeando el Kaxko de Hernani y sin apenas ver animación, llegan a Villa Ave María y contrastan que ahí no hay más que niños tocando el tambor o jodederas similares. A veces toca intentar acercarse a museos, pero si no lo conseguimos no es 100% culpa nuestra (nos pasó lo mismo con Chillida-Leku). Posteriormente, recorren las calles del Kaxko intentando ver si podrían cenar pescado en el Tripontzi y comprueban el lado oscuro de la época de sidrerías: el estado lamentable y bamboleante del populacho, la cantidad de gente que había (con despedidas varias de naranjitos, vacas locas, prisioneros y tal y cual), que los bares están mutados a disco-pubes desde la tarde (volumen de música brutal, poca luz y cegadora), que en todas las cuadrillas el más sobrio está cerca del coma etílico y que la costumbre tras orinar en el baño municipal de tíos es subirse la cremallera en la calle. Por supuesto, no cenaron pescado en el Tripontzi porque era la zona más poblada de gente en la calle Kardaberaz/Urumea. En cuanto a los kalimotxos, en vaso de plástico, el tamaño y la calidad varían mucho de un bar a otro...